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Definición
La epilepsia es una de las causas de consulta más frecuentes en un servicio de Neurología, siendo además una de las enfermedades que más afectan a la calidad de vida del paciente.
Definimos crisis epiléptica (CE) como la presencia transitoria de síntomas y/o signos debidos a una actividad anormal excesiva y sincrónica del cerebro, y epilepsia como una alteración del cerebro caracterizada por una predisposición duradera para generar crisis epilépticas y por sus consecuencias neurocognitivas, psicológicas y sociales. La definición de epilepsia requiere la aparición de, al menos, una crisis epiléptica.
Se considera importante, tanto por motivos de clasificación como de diagnóstico y terapéuticos, distinguir las crisis que empiezan en una parte de un hemisferio (focales) de las que parece que tienen un inicio bilateral (generalizadas). Las crisis generalizadas vienen definidas por los fenómenos motores observados además del patrón electroencefalográfico.
La incidencia global de las crisis epilépticas aisladas no provocadas es de 60 casos por cada 100.000 habitantes/año. La prevalencia de epilepsia activa en países desarrollados oscila entre 3,3 y 5,8 casos por 1.000 habitantes; 5,79 casos por 1.000 habitantes en España.
Causas
En el año 2010 se revisó la clasificación etiológica de la epilepsia estableciendo la siguiente estructura:
- Crisis epiléptica provocada (reactiva o sintomática aguda). Son las debidas a un factor transitorio que actúa sobre un cerebro, por lo demás normal, para reducir temporalmente el umbral de crisis epiléptica. No se considera diagnóstico de epilepsia.
- Crisis epiléptica no provocada: implica la ausencia de un factor temporal o reversible que reduzca el umbral y produzca una crisis epiléptica en ese momento. Son:
Entre las causas relacionadas con la aparición de epilepsia, por edad, destacamos como más frecuentes:
Síntomas
La forma de presentación de las crisis puede ser muy variable, desde cuadros sin desconexión del medio con sensaciones anormales o percepciones de tipo visual, sensitivo, olfatorio, a aparición de automatismos en forma de movimientos, sonidos, o cuadros de desconexión con o sin aparición de movimientos tónicos, mioclónicos, o combinación de ambos. La clínica podrá orientarnos acerca del área donde se produce la irritación.
Las características clínicas básicas de los distintos tipos de crisis son:
Una historia clínica correctamente realizada es un instrumento de utilidad para la correcta clasificación de los eventos paroxísticos. Ante la sospecha del origen epiléptico de los episodios, se debe indagar acerca de si existen precipitantes específicos (hora del día, relación con el sueño o el despertar, desencadenantes emocionales o actividad mental), así como la existencia de mioclonías o ausencias u otros datos que puedan tener valor en el diagnóstico sindrómico. También ayudará a descartar aquellos episodios que con presentación similar deben incluirse en aquellas alteraciones no epilépticas (trastornos paroxísticos no epilépticos) que pueden imitar una epilepsia generalizada idiopática como pueden ser síncopes, narcolepsia, pseudocrisis, etc.
Existen métodos diagnósticos o pruebas complementarias que pueden contribuir a facilitar el diagnóstico diferencial de la epilepsia, identificar las posibles causas etiológicas, morbilidad asociada, etc. Las fundamentales son las siguientes y su realización debe individualizarse para cada caso concreto:
Consejos para el paciente
Para el adecuado control de la epilepsia es necesario un cumplimiento estricto del tratamiento farmacológico evitando omisiones u olvidos. No interrumpa el tratamiento.
Consulte a su médico ante cuadros que puedan dificultar un correcto seguimiento del tratamiento como vómitos o diarrea para valorar la necesidad de revisar los niveles de fármacos.
Valore con su médico la capacidad de realizar determinadas actividades (deporte extremo) y evite hacerlas en solitario.
Tan importante es el tratamiento farmacológico, como las medidas higiénico-dietéticas dirigidas a reducir los eventos comiciales:
Siga los controles médicos establecidos, así como las exploraciones necesarias en su control (análisis, pruebas de imagen o electroencefalogramas).
Explique a sus familiares o amigos cómo deben actuar ante una posible crisis epiléptica. De esa manera reducirá su ansiedad ante un posible evento y asegurará una buena actuación durante el mismo.
Bibliografía